domingo, 25 de agosto de 2013

No reír, no llorar, menos detestar, sólo comprender

«Y, a fin de investigar todo lo relativo a esta ciencia con la misma libertad de espíritu con que solemos tratar los tema matemáticos, me he esmerado en no ridiculizar ni lamentar ni detestar las acciones las acciones humanas, sino en entenderlas. Y por eso he contemplado los afectos humanos, como son el amor, el odio, la ira, la envidia, la gloria, la misericordia y las demás afecciones del alma, no como vicios de la naturaleza humana, sino como propiedades que le pertenecen como el calor, el frío, la tempestad, el trueno y otras cosas por el estilo a la naturaleza del aire.»

Spinoza, B. (1986). "Capítulo I: Del método" en: Tratado político, España: Alianza Editorial, pp. 80-81.

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