«Entiendo por cosas singulares las cosas que son finitas y tienen una existencia limitada; y si varios individuos cooperan a una sola acción de tal manera que todos sean a la vez causa de un solo efecto, los considero a todos ellos, en este respecto, como una sola cosa singular.»
Spinoza, B. (1980). "Parte segunda: De la naturaleza y origen del alma" en: Ética demostrada según el orden geométrico, España: Orbis, pp. 50.
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