Ya sabemos que no existe el buen testigo, del mismo modo que tampoco existe la declaración totalmente exacta y correcta; sin embargo, ¿qué aspectos de la declaración de un testigo sincero y que además piensa que dice la verdad son los que se deben creer? Esta es una cuestión muy delicada a la que en principio no se puede dar una respuesta única e inamovible que sea universalmente válida. Es necesario examinar cuidadosamente cada caso en particular y decidir en cada ocasión de acuerdo con las necesidades.
Bloch, Marc (1999). «Reflexiones de un historiador acerca de los bulos surgidos durante la guerra» en: Historia e historiadores, pp. 196
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